En el 2017, comenzamos en ADN Care con un propósito muy claro: llevar bienestar a las organizaciones. Pero en ese momento, aunque todos decían que era importante, la verdad es que el bienestar se veía como un simple "nice to have", algo bonito, pero no una prioridad. No se invertía, porque se percibía como un gasto, y quienes lo implementaban, lo hacían sin medir su impacto real. Se hablaba mucho, pero no se gestionaba. Se aplaudía, pero no se medía.

 

Nos dimos cuenta de que si queríamos que el bienestar fuera tomado en serio, tenía que dejar de ser solo una conversación bonita y empezar a ser parte de la ecuación estratégica de las empresas.

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Ahí comenzó el verdadero desafío. Creamos un departamento de investigación y desarrollo, y nos sumergimos en entender cómo la ciencia del comportamiento podía ser la clave para cambiar hábitos que, sin que las empresas lo supieran, estaban impactando directamente la economía de su salud organizacional.

 

Descubrimos algo contundente: las organizaciones estaban perdiendo millones de dólares al año en incapacidades, rotación, presentismo y enfermedades prevenibles, simplemente porque no tenían datos ni estructura para ver esas fugas de dinero.

 

Fue ahí donde entendimos que un programa de bienestar no puede ser improvisado. Tiene que tener orden, estructura y, sobre todo, medición.

 

En nuestro camino por transformar el bienestar corporativo, tuvimos la oportunidad de integrarnos con Clínica Saint Francis —antes Laboratorio Santa Fé—, una institución con más de 30 años de experiencia en diagnóstico clínico. Esta unión marcó un antes y un después en nuestra historia: combinamos la precisión del diagnóstico médico, respaldado por equipamiento gold standard y un enfoque clínico riguroso, con nuestra metodología de análisis poblacional, cambio de comportamiento y cultura organizacional.

 

Juntos desarrollamos un sistema de investigación único que nos permite demostrar, con datos duros, cómo los hábitos de las personas impactan directamente las incapacidades, el presentismo y la siniestralidad en pólizas de gastos médicos y riesgos del trabajo. Esta fusión fortaleció la base científica de nuestra propuesta de valor, elevando la capacidad de nuestras soluciones a un nuevo nivel.

 

Así nació la Metodología WellWisher: un modelo integral que transforma datos en decisiones, hábitos en resultados, y bienestar en retorno de inversión. Hoy es el corazón de ADN Care y un referente regional para aquellas organizaciones que entienden que el talento humano es su principal motor de competitividad.

 

Hoy, esa metodología es más que un programa: es un modelo de país, un benchmark para medir el impacto real de las iniciativas de salud y bienestar en grandes empresas multinacionales. Y lo más importante, se ha transformado en un diferenciador estratégico que impulsa la atracción y retención del talento, la productividad y, al final del día, el desarrollo social y ambiental.

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El bienestar no es un gasto. Es inversión, es competitividad, es desarrollo.